Desde El Espectador publican el siguiente artículo:
Músicos y artistas marinillos alzan su voz en pro de la defensa de sus derechos
Marinila es un municipio que le ha permitido ser reconocido en diferentes regiones del país. Entre ellas se encuentran el Festival Internacional de Música Religiosa, de gran referencia internacional por la calidad de músicos que lo integran y celebrado en semana santa; además de poseer el museo de cristos más grande del mundo con 2.760 piezas, una iniciativa de Roberto Hoyos Castaño, quien dejó como legado a Marinilla su preciado tesoro: los cristos.
Este Municipio también es conocido como La Esparta Colombiana, acorde a las batallas que otrora se libraron en el territorio y que se comparan con las batallas de la antigua ciudad de Grecia: Esparta; además Marinilla, por su rica cultura musical y la práctica de Luthiers, fabricantes de instrumentos de cuerda frotada y pulsada, se ha atribuido el título de “Ciudad con alma musical”, y meritoriamente se debe reconocer que este pueblo encierra música, alegría y vida en los senderos, caminos, y aceras que integran sus calles, donde es muy común ver a un joven –o dos, o tres… o diez o más—con una guitarra en mano, un ukelele, una flauta, una tambora, unas congas, incluso un violín o trombón, haciendo vibrar el alma de quienes disfrutan, interpretar, al aire libre su arte y sus pasiones.
Un pueblo que se enaltece de ser una cuna de artistas, músicos, pintores, escultores, bailarines entre la diversidad cultural de las que se compone.
En diciembre, por ejemplo, se convierte en un escenario colorido, con alumbrados públicos que cautivan el interés de cientos y miles de nativos y turistas que recorren el malecón, turístico de Marinilla, con el ánimo de disfrutar la magia de las luces, de tomarse una foto, de dispersar pensamientos entre risas, pitos, cánticos, música y cuantas actividades se ejercen en sus calles –con ánimo y sin ánimo de lucro—de acuerdo con las necesidades económicas o solidarias de quienes proveen productos, servicios o simplemente buscan satisfacer el espíritu de cuanto transeúnte divague por el camino peatonal que resplandece en este pueblo.
Sin embargo, es un territorio que se rige bajo una normatividad gubernamental, como cualquier municipio en Colombia, con un sistema de gobierno estipulado en una constitución política, para nuestro caso con vigencia de 1991 y en la que se estipula que:
“Artículo 82. Es deber del Estado velar por la protección de la integridad del espacio público y por su destinación al uso común, el cual prevalece sobre el interés particular.
Las entidades públicas participarán en la plusvalía que genere su acción urbanística y regularán la utilización del suelo y del espacio aéreo urbano en defensa del interés común”.
De acuerdo con eso, la Secretaría de Gobierno en función de garantizar el uso adecuado del espacio público del municipio exige a los habitantes de Marinilla gestionar un permiso para ejercer actividades en el espacio público, bien sean las mismas de carácter económico o con sentido social.
La conducción de Juan Camilo Botero, el músico marinillo
La noche del pasado 26 de diciembre, siendo aproximadamente las 9:00 p.m., se presentó una situación comprometedora con el músico en mención, cuando una mujer –“quien no se identificó formalmente”—según el músico, y a quien reconoció como un funcionario público, le solicitó retirarse del lugar donde se encontraba interpretando su flauta para el deleite de los visitantes al malecón turístico; Botero refutó su orden y exigió a la misma le enseñara el decreto que estipula la regulación del uso del suelo, para ejercer actividades culturales, en pro del arte y de las cuales conoce la protección que brinda la constitución en su país, Colombia.
El hecho trascendió al uso forzoso de la fuerza pública –Policía nacional—y Botero fue conducido a la estación de comando del Municipio, donde se le entregaría información respecto a la generación del oficio, como solicitud de permiso para ejercer su muestra cultural u actividad económica; este suceso no tuvo el desenlace esperado y Botero, en vez de recibir información orientadora en cuanto al permiso acarrea, estuvo retenido y esposado por varias horas.
Para leer completo este artículo, pueden ir al enlace de El Espectador: https://www.elespectador.com/noticias/noticias-de-cultura/musicos-y-artistas-marinillos-alzan-su-voz-en-pro-de-la-defensa-de-sus-derechos-articulo-730963
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