Desde Razón Pública redactan el siguiente artículo:
“Coco” y la posibilidad de un cine más latino
La enorme industria cinematográfica estadounidense ha dictaminado la forma como vemos películas en casi toda América Latina.
Desde que crecí en Colombia durante los años ochenta y noventa, e incluso hoy en día, la cartelera de cine ha estado compuesta casi exclusivamente por películas norteamericanas (80 por ciento dicen las estadísticas). De vez en cuando una película europea o una latinoamericana pasan por las carteleras, pero en general y de forma masiva los colombianos consumimos vorazmente el cine gringo.
No pretendo por supuesto decir que otros proyectos cinematográficos no se vean en Colombia; especialmente en las grandes ciudades hay cine clubes y festivales de cine que ponen al alcance del público películas de todas partes del mundo. Hoy en día, con el internet, también tenemos acceso a una cantidad de películas de casi cualquier lugar y durante todo el tiempo.
Pero seguimos viendo casi exclusivamente el cine que viene de Hollywood. Por poner solo un ejemplo, en el 2017 las 10 películas más vistas en Colombia fueron norteamericanas. Esta lista estuvo encabezada por “Rápido y Furioso 8” a la cual asistieron casi cuatro millones de personas.
Este monopolio del mercado es también un monopolio de las narrativas, de la forma de contar esas historias, de los actores y de los personajes. Por eso cuando vamos a cine estamos acostumbrados a ver hombres y mujeres jóvenes, atractivos, atléticos y blancos. El evidente desdén de Hollywood hacia los actores y personajes negros, latinos, indígenas y asiáticos ha tenido y sigue teniendo efectos sobre la forma como nos vemos a nosotros mismos.
Afortunadamente y cada vez con más fuerza Hollywood ha sido criticado por su falta de diversidad y se han empezado a dar algunos pasos ̶ tal vez lentos, tal vez insuficientes ̶ pero en la dirección correcta.
El problema con los actores blancos y su omnipresencia en el cine, la televisión y la publicidad, tiene que ver con el problema de la representación.
Cada niño blanco que creció viendo héroes y superhéroes, doctores, astronautas o presidentes, tanto en la vida real como en el cine, puede imaginarse a sí mismo en ese papel, puede verse a sí mismos en el futuro como un héroe o un hombre poderoso. Esto es de lo que hablamos cuando hablamos de representación: hablamos de los sueños, de las opciones y de la posibilidad de imaginar un futuro donde podemos llegar a ser cualquier cosa.
Es en este y en muchos otros sentidos donde reside la importancia de una película como “Coco”. Esta película ganó los dos Oscar a los que estaba nominada: “Mejor película de animación” y “Mejor canción original”, este último por la canción Remember me/Recuérdame.
La película producida por Pixar fue dirigida por Lee Unkrich (de Toy Story dos y tres) y codirigida por Adrián Molina (de Toy Story tres), y es la película animada más costosa en la historia del cine.
“Coco” narra la historia de Miguel (con la voz de Anthony Gonzalez), un niño que sueña con ser músico, enfrentándose a los deseos de toda su familia, y que llega por accidente al mundo de los muertos de donde aspira volver con la bendición de sus antepasados para, finalmente, poder cumplir su sueño.
Miguel es el primer niño latino que protagoniza una película animada de Pixar. Además, la película está completamente ambientada en Santa Cecilia, un pueblito de México, y la forma como son representadas la cultura, la música y, en general, las tradiciones mexicanas, no sólo es respetuosa y fiel a la realidad, sino que es un genuino homenaje a la cultura mexicana.
Para leer completo este artículo, pueden ir al enlace de Razón Pública: https://razonpublica.com/index.php/cultura/10951-%E2%80%9Ccoco%E2%80%9D-y-la-posibilidad-de-un-cine-m%C3%A1s-latino.html
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