Desde El Turbión publican el siguiente artículo:
Qatar: Morir en el estadio
Qatar tiene una población cercana a los dos millones de habitantes, pero de ellos tan solo 250.000 son ciudadanos cataríes, pues la mayor parte de sus habitantes son extranjeros que trabajan y viven allí. Es una monarquía absoluta, vecina de Arabia Saudí, y cuenta solamente con 11.586 kilómetros cuadrados. A este país, que desconoce la democracia y aplica unas relaciones laborales a los trabajadores extranjeros próximas a un tipo de esclavitud moderna, le ha sido concedida la organización de la Copa Mundial de Fútbol de 2022.
¿Es Qatar un país con tradición futbolística? Rotundamente, no. Para los cataríes se trata de un deporte exótico en el que cada vez invierten más en publicidad. ¿Es acaso un país que goza en el mes julio de un clima amable para la práctica del fútbol? Pues no, en esa época del año el termómetro anda por los 50 grados centígrados, de tal manera que ya se piensa en trasladar la competición al mes de noviembre, con lo que ello supone de trastorno para todas las ligas mundiales. Entonces, ¿por qué a un país tan pequeño y con un clima adverso, que apenas conoce el fútbol, le ha sido concedido tal honor? La respuesta está en el hecho de que es la tercera reserva mundial en gas natural, con 24’530.000’000.000 m3 de reservas probadas, a lo que hay que sumar sus enormes reservas petroleras, todo lo cual ha hecho del pequeño emirato el país con la mayor renta per cápita del planeta. Con esta carta de presentación, la directiva de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), cuyas prácticas son bastante opacas, no podía resistirse: Qatar huele a mucho dinero.
Este asunto no sería sino uno más en el debe de la industria del fútbol si no fuera por la gran tragedia que desvela los muertos y más muertos que se ha cobrado la construcción de los estadios. La denuncia del Comité Pravasi Nepalés (PNCC), cuyos connacionales suponen un 20% de la población activa de Qatar, es de gran impacto: en 2014, más de 400 trabajadores de esa nacionalidad habían muerto ya en las obras de los estadios.
La ONG denunció ya hace cinco años las condiciones de trabajo de extrema inseguridad e hizo la proyección siguiente: de seguir así, unos 4.000 trabajadores habrán muerto para cuando concluyan las obras. Este cálculo fue compartido por la Confederación Internacional de Sindicatos, que advirtió que unos 12 obreros estaban muriendo cada semana. La situación se presentaba tan grave que Amnistía Internacional publicó en 2014 un detallado informe sobre los abusos que sufren los trabajadores de la construcción en Qatar.
¿Se han confirmado las cifras? Hay que esperar al final de las obras. Sin embargo, los números son extremadamente graves. El pasado mes de abril de 2018 tuvo lugar en Montevideo una conferencia internacional contra la esclavitud en el siglo XXI. Participaron entre otras personalidades los ganadores del premio Nobel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel (Argentina), Rigoberta Menchú (Guatemala), Shirin Ebadi (Irán), Lech Walesa (Polonia) y Guillermo Whpei (Argentina), presidente de la Fundación para la Democracia Internacional. Los expositores hicieron una denuncia alarmante: “En la construcción de los estadios de fútbol y los centros de convención que serán utilizados durante el mundial de fútbol de Qatar en 2022 han muerto ya 2.000 trabajadores nepalíes”, esto, mientras trabajaban en la edificación de los estadios y los nuevos rascacielos de la capital Doha.
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