Desde Razón Pública redactan el siguiente artículo:
Protestas campesinas y políticas agrarias: el enfoque equivocado
El ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) perdió su rumbo desde hace un tiempo. Su propósito o su tarea central era elevar la todavía escasa productividad del campo colombiano, y en vez de eso lo pusieron a suscribir compromisos sociales.
El MADR no tuvo grandes apuestas ni se concentró en incrementar la competitividad y rentabilidad agraria, ni en la inserción a los mercados particularmente de los pequeños productores agrarios ni al desarrollo sostenible del mundo rural. Y como consecuencia de ello los rendimientos por hectáreas de café, arroz, maíz o yuca, al igual que la ganadería de leche y de carne, se quedaron por debajo de los promedios mundiales.
Para compararnos con un vecino cercano: el ministerio de Agricultura y Riego de Perú ejecuta una Política Nacional Agraria con doce Ejes bien definidos, entre los cuales se destacan los siguientes:
- manejo sostenible de agua y suelos;
- infraestructura y tecnificación del riego;
- financiamiento y seguro agrario;
- innovación y tecnificación agraria;
- gestión de riesgos y desastres, y
- reconversión productiva y diversificación.
Pero en vez de seguir una política parecida, el MADR andaba —o anda— de paro en paro, sentado en las mesas de negociaciones cada vez que bloqueaban una vía y suscribiendo compromisos sociales que no podía cumplir. Lo social, sus movilizaciones y protestas impusieron la política pública agraria. Por eso el ministerio se gasta el presupuesto en la coyuntura, es decir, en ayudas directas a los productores y en subsidios a los precios.
Casi nada se invierte en resolver la estructura, es decir: en otorgar seguridad jurídica a la propiedad rural o en infraestructura productiva, como decir las vías terciarias, el riego, el almacenamiento, la innovación o el avance tecnológico. Y mientras el Ministerio andaba en lo social aumentaron los costos de producción, disminuyó la rentabilidad, y muchos productores se quebraron.
No podemos subestimar la fuerza de la inercia, que mantiene amarrado al Ministerio a las cambiantes coyunturas sociales. La inercia es cómoda y no exige gran esfuerzo, pero también impide que las cosas cambien. El MADR tiene el desafío de romper el statu quo, no necesariamente a las malas, y en todo caso con argumentos y con inteligencia.
No se trata de dejar a un lado el componente social, sino de entender que la manera seria de atender lo social es mejorar lo productivo: con mejores rentabilidades, mayor inclusión de los pequeños productores a los mercados y, por supuesto, aumentando sus ingresos y con la provisión de bienes públicos para el campo (carreteras, sistemas de riego, centrales de mercadeo…).
Pero cambiar el rumbo del MADR no será fácil por varios motivos: por la limitación de recursos, por la polarización y tensión sobre la tierra, porque las ideologías se tomaron el debate sobre el desarrollo rural, los TLCs y la inversión extranjera.
Para leer completo este artículo, pueden ir al enlace de Razón Pública: https://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/11893-protestas-campesinas-y-politicas-agrarias-el-enfoque-equivocado.html
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