Crónica de una represión anunciada en el Chorro de Quevedo (desde Las 2 Orillas)


Desde Las 2 Orillas publican el siguiente artículo:

Crónica de una represión anunciada en el Chorro de Quevedo

El martes 7 de julio a las 12:30 pm, mientras las víctimas del conflicto armado Jhony Blanco y Wilhelm Orly caminaban por la calle del embudo para encontrarse conmigo en el Chorro de Quevedo y recibir una asesoría, yo ya había llegado hacía aproximadamente un minuto. Me acababa de sentar en una banca cuando llegó un policía a decirme que no podía estar ahí y aunque le expliqué mis motivos al oficial, él no quiso entender y llamó a otra patrulla para hacerme un comparendo.

Las víctimas llegaron y ya me encontraba rodeada por la policía nacional como si hacer trabajo social fuera un delito, en ese momento recordé el asesinato sistemático a los líderes sociales, entonces reflexioné “si muchos policías y soldados violan, matan y reprimen a las mujeres, entonces cuando se habla de seguridad es seguridad para quiénes y también quiénes protegen a las mujeres en Bogotá?»

Fui al Chorro de Quevedo porque lo usé como punto de encuentro ya que queda a una cuadra de mi casa, allí fui víctima de represión policíaca y nos sentimos expuestos al contagio del COVID-19, porque seis policías nos tenían rodeados. Me sentí, junto a las otras víctimas, desprotegida, indignada, con mucha rabia y lo peor fue que me tuve que ir porque tenía prisa y ya había perdido bastante tiempo discutiendo con la policía. Cuando me dirigía junto al señor Jhony y a Orly hacia nuestro destino, observé el rostro de los vendedores de chicha con sus pequeños frascos de colores insertados en medio de los dedos y a los dueños de algunos negocios mirarme con lastima, fue en ese momento que juré que volvería.

La gran responsabilidad ética que tengo como líder social de la localidad, representante de víctimas del conflicto armado en diferentes espacios como el Consejo de Planeación Local (CPL), el comité de derechos humanos de la localidad y como filósofa, maestranda en comunicación y derechos humanos, investigadora de Colciencias y periodista, me exigían volver y no precisamente “con la frente marchita”, como dice Carlos Gardel en su tango.

Antes de volver había informado acerca del abuso de poder de la policía nacional en la plaza histórica del Chorro de Quevedo, a través de los grupos de WhatsApp a todas las instituciones que nos acompañan y a todas y todos los líderes y lideresas sociales que conozco. Algunas mujeres habían dicho que también usarían las dos horas que reglamenta el decreto para salir a tomar el sol, mientras hacían ejercicios y que irían a leer un rato a la plaza. No fueron y manifestaron que le tenían terror a la policía por su actitud autoritaria y represiva. ¿Será posible vivir sin miedo en la Candelaria, centro histórico de Bogotá?

Para leer completo este artículo, pueden ir al enlace de Las 2 Orillas: https://www.las2orillas.co/cronica-de-una-represion-anunciada-en-el-chorro-de-quevedo/

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