Desde El Espectador publican el siguiente artículo:
Torre de Tokio: víctimas japonesas
Cambiar las modelos de una pasarela por mujeres comunes que han sufrido algún tipo de violencia es un formato escénico ideado en Colombia por Patricia Ariza y que ahora en Tokio recrea una colega suya para animar a las víctimas de agresiones sexuales en Japón.
Se llama PazHaréla, y Patricia Ariza lo define como “una especie de performance en contra de la imposición de un modelo de mujer”. El escenario sirve para que mujeres de todas las edades muestren sus casos, en persona o a través de actrices, y por ella han pasado grupos como las Madres de Soacha para denunciar la impunidad de los falsos positivos de sus hijos.
En Japón, un caso de violencia frecuente hacia la mujer es el acoso sexual, con el agravante de que las víctimas que denuncian se enfrentan a una fuerte desigualdad de género traducida en investigadores hostiles, un sistema judicial sesgado hacia los hombres y atávicas normas sociales que presionan a las víctimas a callarse.
La PazHaréla japonesa tiene lugar gracias a Hiroko Kariya, investigadora de literatura y teatro en lengua española en la Universidad de Meiji en Tokio, que conoció a la dramaturga colombiana en 2007, en un encuentro de artistas llamado “Piezas Conectadas”, celebrado en Barcelona.
Al ritmo de música festiva las actrices del colectivo Daya caminan como modelos y se congelan en una pose para presentarse ante el público online. A continuación escenifican testimonios que parecen un catálogo de las vejaciones que sufre la mujer japonesa contemporánea en una sociedad patriarcal, donde el acoso sexual es tolerado o reprendido con ligereza como una falta venial.
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