TOMOE
Por: Juan Carlos Quenguan Acosta
CAPÍTULO OCTAVO: GUARDIANAS Vs ARMADOS.

SaturnGirl por JCQA, dibujo calcado del personaje Hotaru Tomoe/Sailor Saturn de la franquicia Sailor Moon de Naoko Takeuchi.
En la zona norte de Asia, donde estaban los Montes Urales, en la región de Siberia, cuyo bosque de abetos y piceas, en medio de taigas, eran oscuros por las condiciones de frío del sector, las cuatro primas caminaron cuesta abajo por las laderas de tierra y piedra, para divisar en uno de los rincones, la base principal de los Alzados Azules, cuyos militantes custodiaban la entrada en una trocha.
—Conque éste es el lugar… Es parecido a una base militar— comentó Haruna.
—No me sorprende, además, podría ser una cuartada… —dijo Hayate.
—Lo importante es cómo entrar al lugar sigilosa, sin que ningún se enterara—habló Fuu.
—Independiente de las condiciones que está, es importante que tenemos un plan, estoy segura que saldremos bien de esta situación para rescatar a nuestros parientes— manifestó decidida Hotaru.
Las cuatro guardianas se levantaron y avanzaron hacia una de las torres de energía eléctrica, para comenzar con el plan de ataque.
En esa base central subterránea, tenía distribuidos en lo largo del camino, entre ellos estaban el campo de entrenamiento miliciano, la fábrica tecnológica de armamento bélico, el salón de cómputo, zona de alimentación, garaje de autos de combate, depósito de armas y explosivos, zona de aviones y helicópteros, pista exclusiva de aterrizaje y un conjunto de edificios y mansiones, entre ellas, estaba la lujosa mansión residencial del Barón Blue.
En su lujoso despacho, el comandante se mostraba preocupado por el fallo de las telecomunicaciones y por no saber del paradero de la familia Tomoe, pero sabía que la princesa de Saturno podía venir, tarde o temprano. La científica ingresó al despacho para hablar con el comandante.
—Supongo que has podido controlar al androide dieciocho, después del fallo técnico durante su misión— dijo serio el Barón.
—¿Dudas de mis capacidades, comandante? —Cuestionó irónica la científica.
—Para nada, me inquieta de ella y del contacto en Alemania que perdimos— respondió el barón.
—¿Crees que la denominada Saturn Girl sabe de nuestro paradero?
—Puede ser… — contestó el comandante, quien se levantó de su lujoso asiento —Si la princesa sabe que estoy esperando, es porque ya viene…
—¿Quieres que le demos la bienvenida?
—Aparecerá tarde o temprano…
El comandante caminó hacia la ventana de su mansión, quien serio puso sus manos a su espalda, reflexionando.
—Ahora, si querías saber sobre el androide, pude controlar sus comandos, aunque, me inquieta que esos comandos fueron alterados de manera leve, además, el aspecto de su rostro comenzó a resplandecer, sin manchas ni rasgaduras, como si rejuveneciera… Eso nunca lo vi en los anteriores androides— comentó sería la científica.
—Como echabas líquidos para rejuvenecer…
—Pero si no lo hice, comandante…
—Si tú eres mi androide favorito… — dijo el barón, quien se volteó para acercar a la científica —No creo que el androide dieciocho fuera hermosa que tú, sólo porque querías hacerla con el cuerpo vivo de la hija de Maki Tomoe y pudiste lograr con ella.
—Lo hice, porque tú me lo pides, además, te recuerdo que aún tengo recuerdos tuyos… En especial, de tu vida pasada… —recordó sonriente la científica.
—Bien… Despierte de nuevo al androide, veré que ella cumpla mis órdenes.
Mientras el comandante y la científica preparaban, en la entrada a la base subterránea, algunos militantes fueron reducidos y cayeron inconscientes, sin que sus compañeros se enteraran.
En la parte del laboratorio, en la capsula del androide dieciocho volvió a resplandecer, cada vez con mayor intensidad, que no vulneraba los comandos ni lis códigos de algoritmo establecidos por la científica. Dicho resplandor llamó a las conciencias de las cuatro guardianas, quienes ingresaron a la base de manera disimulada, luego, cada una fue a cada sección de la base para buscar el lugar donde deberían estar las personas retenidas y el lugar donde están las cápsulas de los androides.
Durante la búsqueda, Haruna entraba al lugar de las cápsulas, donde revisaba máquinas y equipos de última tecnología, luego verificó cada una de las cápsulas y al llegará la décimo octava cápsula, percibía la resplandeciente luz, reflejada en el vidrio polarizado, levantó su mano derecha, tocó con delicadeza el vidrio y vio que era el androide con quien la había enfrentado en Bacatá, ese resplandor hizo recordar algo al alma de Signum.
—Bello, ¿verdad? — una voz femenina asustó a la guardiana, quien volteó a su izquierda.
—¿Quién eres? — preguntó seria la joven.
—Alguien que creó todos estos androides que vez— respondió sonriente la mujer, luego agregó —el comandante está ansioso en recibir a la princesa y sus guardianas, porque si preguntan por el científico y su hija, ellos no están.
—¿A dónde los llevaron?
—A experimentar como nuestros conejillos con la nanotecnología, para convertirlos en androides… La cápsula que ves era el cuerpo de la chica que ustedes buscan…
Haruna se volteó y tras ver a la científica, se puso en posición defensiva, mientras la científica, mostrando aire de superioridad, cruzó sus brazos.
En ese mismo instante, frente a Saturn Girl y a cada una de las guardianas aparecieron militantes armados, dispuestos en derrotar. El combate en todos los frentes era intenso, y aunque cada guardiana no tenía experiencia en peleas y combates cuerpo a cuerpo, las almas de sus antecesoras ayudaron y apoyaron en cada movimiento de pelea, para que contrarrestaran las tácticas de los armados, quitando sus armas de manera ágil y noquear, para que cayeran inconscientes al piso.
Caso contrario le pasó a Haruna, quien no podía defenderse ante las tácticas tecnológicas y eléctricas de la científica, fue en ese momento que aparecieron las demás guardianas, quienes, sin titubear, atacaron con sus poderes para destruir los equipos de cómputo y salvaran a su prima, quien estaba aturdida y confundida.
—¿Estás bien? — Preguntó Hotaru.
—Sí… Tengan cuidado con esa mujer, porque no sólo manipula a los androides… Sino que alteró al androide que es nuestra prima Lázuli…— Respondió Haruna.
Hayate y Fuu cubrieron a sus primas frente a los ataques de la científica androide.
—¡Qué bueno encontrar a todas en esta base! Las estaba esperando… —dijo una voz masculina, quien caminó para acercarse al lado izquierdo de la sonriente científica.
—¿Con que eres el comandante de los Alzados Azules? — Preguntó enojada Hayate.
—Así es, me llamo Barón Blue en este mundo, pero en realidad, la princesa me conoce bien hace mucho tiempo, en otras circunstancias, en Reino de Saturno, ¿no es así princesa Kara?
Las palabras del comandante hicieron despertar una serie de recuerdos a Hotaru, quien, sorprendida las recobró cada uno.
—Supuse que en vez de capturar a la anterior Saturn Girl en los Estados Unidos, la mataste… Porque querías solo a aquella reencarnación de cuerpo, mente y espíritu de la princesa… — habló sería Hotaru, quien se levantó de donde apoyaba a Haruna.
—¿Recuerdas que era tu prometido, que podíamos vivir juntos y que querías vivir como un ser mortal, dándome tus poderes y habilidades, para que yo pueda salvaguardar de la familia real? —La inquietud del comandante hizo que las guardianas lo recordaran.
—Recuerdo otro asunto… Que querías todo, porque no eres parte del reino, que venias de otro planeta, expulsado de su propio planeta, de los errores que cometiste frente a todos… Hoy no soy la misma, porque estoy convencida que, en este planeta llamada Tierra, me ha dado otras razones para poder vivir y conseguir el cariño de los seres humanos… contestó Hotaru, mostrando confianza en sí misma.
—Entiendo… esos seres humanos, que tienen inexperiencia en sus potencialidades, sus sentires son tan fuertes que perfectamente se pueden absorber para obtener más poder…— dijo en tono burlesco el barón.
—No los subestimes… Los humanos no pueden ser dominados por la soberbia, ni explotados por la avaricia. A pesar de sus constantes errores, pueden dar logros mucho más allá de lo que nosotros imaginamos— enfatizó Hotaru.
—Si quieres vivir con ellos, entonces entrégame tu poder, porque, en este planeta ya no eres una princesa, además, podrás regresar a mí para que vivamos juntos, ¿qué dices? ¿Aceptas mi oferta? —propuso el comandante.
Lo que las guardianas no sabían era que la científica cogiera un raro dispositivo, para llevarlo a donde estaban en el lugar.
“Por favor, no lo aceptes” pensaron cada una de las guardianas, al ver que Saturn Girl caminaba pocos pasos al frente del comandante y cerraba sus ojos para reflexionar, luego, los volvió abrir y esbozó una leve sonrisa de humildad.
—Lo lamento Nova, mi alma, vida y corazón está ligada con uno de los humanos, quien me mostró ese algo de lo que tú no tienes, humildad y amor en su corazón… Es inteligente, introvertido y temeroso, pero tiene una gran fuerza de voluntad, que, si lo empleara con sus poderes ocultos, sería el mejor príncipe que jamás habría tenido en toda mi vida.
La respuesta de la princesa generó gusto y felicidad moderada en sus guardianas, a la vez, causó malestar en la actitud soberbia del comandante, quien miró a la científica, dando una seña de su rostro, para realizar el siguiente movimiento.
—Me decepcionas siempre princesa… Pero hoy, este no es tu reino… Porque acá yo mando y no me interesa lo que respondas, quitaré tus poderes y habilidades, ahora…
En ese instante, la científica agarró aquel dispositivo en forma de fusil negro, apuntó hacia Saturn Girl y disparó unas ondas circulares del sonido, con una velocidad de la luz que impactó al pecho de la princesa, lanzándola con gran fuerza, para caer de espalda contra una de las máquinas, causando un grito de dolor de la chica, en medio de las fuertes chispas provenientes de la máquina.
Las guardianas no pudieron reaccionar, porque esas mismas ondas ensordecieron a todas, tapando sus oídos y gritando a la vez, causando que cayeran de rodillas.
Después del disparo, el orgulloso comandante acercó a donde estaba tirada Saturn Girl, alzó su mano derecha y agarró al suave y delicado cuello de la joven tirada.
—Me desilusionas, nunca has tenido tu agilidad mental para defenderte— dijo el comandante, quien apretó si mano al cuello de Hotaru, absorbiendo las energías que ella tenía.
Poco a poco, mientras la contextura física de la hermosa joven perdiera y se arrugara, la estatura del comandante crecía, la piel rejuvenecía y el cabello azul cambió a plateado.
No todo estaba perdido, porque de la cápsula dieciocho volvía a resplandecer más intensa tanto que explotó, causando que todos cayeran al piso, menos a un Nova, quien quería todo de Hotaru para seguir absorbiendo. De la explosión salió una gran fumarola blanca intensa, que cubría todo el lugar.
—No puede ser… Pero si el androide lo tenía bajo control— manifestó aterrada la científica.
Adentro, una voz interna dijo ensimismada “Eres Lázuli Tomoe, eres lo que fui, una guardiana de la princesa de Saturno, yo me llamo Zankya, la mejor amiga de Kara, quien acompañó desde mi llegada al Reino de Saturno. ¡Despierta! El momento llegó. “
Al escuchar la voz, Lázuli abrió sus ojos azules cielo, los mismos que tenía Hotaru, cogió sus suaves manos a los bordes de la cápsula abierta, luego lenta se levantaba, mirando que su cuerpo de piezas metálicas se convirtió de carne y hueso y concentrando con su poder, reunió todo el líquido, que era aplicado por el personal del grupo armado al cuerpo; ese mismo líquido llegaba al esófago y con un estornudo expulsó ese líquido directo hacia la científica, como una forma de bala que atravesó al hombro derecho de la científica androide, quien cogió su hombro y quería apartar del lugar, pero la humareda blanca impedía su visión, para encontrar la salida de emergencia.
En pocos minutos, el humo blanco se dispersó en el aire, saliendo de la ventilación del lugar, mostrando una figura imponente de una guardiana, quien portaba chaleco blanco por encima de un buzo de color azul bandera, una falda blanca con hilos rizados de color dorado, por encima de un short azul bandera que resaltaba la musculatura de muslos y piernas, y botas plateadas.
—¡Nova, suelte a la princesa! — gritó Lázuli, mirando desafiante al personaje.
El sujeto volteó su cara y tras ver la guardiana, rió.
—La pieza faltante… Esta vez no me vencerás…— Contestó desafiante Nova y añadió— absorbí los poderes de tu querida princesa, cumpliré esta vez en destruir esta galaxia que tantos malos momentos pasé, por culpa de esa princesa caprichosa.
—Te equivocas… Recuerda que yo te perseguí desde nuestro planeta de origen, ante ello, escondiste en el Reino de Saturno, mostrando tu farsa mentira de que eras un príncipe; luego que llegué y allá me rechazaron, recibiendo malos tratos por tu culpa, pero la misma princesa creyó en mi sensatez y comprobó lo mentiroso que eras y te derrotó en combate— comentó enérgica la guardiana, quien extendió sus manos, para mostrar hacia el personaje.
—Aun así, nunca me derrotarás— advirtió el rejuvenecido.
—Por supuesto que no…— Lázuli subió sus manos extendidas hacia arriba, dispersando su poder en pequeñas bolitas de energía, para enviarlas hacia Haruna, Hayate y Fuu.
Las tres guardianas se reincorporaron para recibir cada una las pequeñas bolitas en forma de canicas transparentes, en seguida, cada una extendió sus manos, al tocarlos, las bolitas crecieron y formaron tres armas plateadas: a Hayate, un báculo con punta de cruz dorada en enmarcada de círculo; a Haruna, una espada en forma de compresor de energía; a Fuu, una espada en forma de arco, cuya base era de marco dorado y esmeralda.
Las armas brillaron con todo su esplendor, provocando el descontrol de Nova, quien soltó a la débil Hotaru y tirarla al piso, después cogió los ojos con las manos para no ver ese resplandor, en seguida, Lázuli aprovechó para lanzarse hacia el sujeto y tumbarlo con un codazo derecho al rostro del enemigo y sacar de una vez a Hotaru en sus brazos.
Las primas recibieron otro ataque de la científica androide, quien usó de nuevo el disparador de ondas, pero ellas formaron desde sus armas sus escudos de energía, para proteger del ataque y en pocos segundos, de las armas, dispararon diferentes haces de luz blanca hacia la científica, lanzándola contra la parte d las cápsulas, causando constantes cortos circuitos, prendiendo diferentes llamas en algunas de las cápsulas.
Después del ataque, Hayate corrió para socorrer a Hotaru en brazos de Lázuli.
—Nunca dijiste sobre los planes de Nova, cuando estábamos en el reino— dijo seria Hayate, mirando a los ojos de Lázuli.
—Y aún falta lo peor…— advirtió Lázuli.
Nova recobró en sí y lanzó dos disparos de rayos rojos hacia Haruna y Fuu, quienes elidieron con rapidez, sin embargo, cuando ellas contraatacaban, fueron sorprendidas por el personaje, quien anticipó ante los movimientos que ellas hacían y las golpeó con los puños de sus manos, lanzándolas para que cayeran contra el piso.
—Es muy fuerte… Es bastante ágil… —Dijo dolida Fuu.
—No recordaba que tuviera tanto poder… — dijo Haruna, tratando de levantar.
—Les advertí, no podrán derrotarme, les llegó su fin, morirán junto con la princesa… — Manifestó Nova, tomando un aire de superioridad.
El sujeto se elevó con bastante fuerza, creando un gran remolino, alzando todo lo material que estaba, no sólo el laboratorio, sino también toda la infraestructura de la base subterránea.
Alarmados, los mercenarios abandonaron, pero fueron elevados por su comandante, que al verlo se aterraron, entre ellos, algunos se desmayaron, flotados en el aire.
Las únicas que se quedaron con los pies en la tierra eran las guardianas, quienes trataron de revivir a una inconsciente y débil Hotaru.
—¿Ésta es nuestra destrucción? — Cuestionó desilusionada Haruna.
—No lo es, no lo será… — Negó enojada Hayate.
—¿Qué vamos hacer? No lo pudimos derrotar— dijo frustrada Fuu.
—Al final… Pudimos reencontrarnos de nuevo… Estoy segura que no es el desastre mayor, hay algo más… —habló Lázuli.
—Lo dices ahora, porque no defendiste con tus propios argumentos tu inocencia Lázuli… O debo decirte, Zankya— acusó Fuu.
—Nunca he traído las desgracias ni el caos a estos mundos, ni mucho menos, la enfermedad que tuvo nuestra princesa— reaccionó defensiva Lázuli.
—No… Zankya no lo fue… Recuerden que, en el reino, el mismo Nova me contagió de esa enfermedad… Hoy estamos en La Tierra… Impediremos que se repita ante la humanidad.
Las chicas se sorprendieron cuando Hotaru pudo reaccionar y se contentaron ante ello, dejando caer en cada una su propia lágrima.
—¡Estás viva! — Gritó Hayate, abrazando a su prima.
—En verdad… Sí que robó mis poderes y mis energías… Pero estoy viva… Gracias al amor que tengo por Juan… Nunca imaginé que en toda mi vida… Ese amor me haya salvado… Qué ciega fui al no comprender como princesa…
—Pero no puedes luchar con esas condiciones— advirtió Haruna
—Claro que no… — negó Hotaru, indicando —Siempre habrá maneras para derrotar a Nova.
Las guardianas no entendieron lo dicho por la princesa, menos Lázuli, quien tuvo una idea
—Lo hay, es algo que recuerdo de lo que hicieron antes de la enfermedad que tuvo la princesa en el Reino de Saturno… — Con ello, Lázuli comentó su idea.
Tras escuchar el plan todas aceptaron, formaron un pentágono donde Hayate, Haruna y Fuu extendieron sus brazos al frente, mostrando sus armas, mientras Lázuli y Hotaru extendieron sus manos al frente. Luego, cada una concentró sus energías que quedaban, formando un resplandor en forma de un domo iluminado, alrededor de la formación femenina del pentágono.
Nova se percató de ese domo, por ende, se enfureció y atacó hacia el lugar, pero fueron repelados por la fuerza del mismo domo.
—No recordaba esa táctica que hacen— manifestó energúmeno Nova.
El sujeto concentró energía de sus manos una forma de jabalina roja, para lanzar y agrietarla, sin embargo, el campo de fuerza no se agrietó y contuvo aquella energía en forma de jabalina
Las tres armas resplandecieron y dirigieron hacia las manos de Hotaru tres haces de luz dorada, rosada y verde, formando el crecimiento de un arma en forma de un largo báculo, cuya punta era una filosa hoz del silencio. Al verla, el alma de la princesa dijo a Hotaru: “Esta arma es la extensión de tu cuerpo, congela y úsala sabiamente… Era el regalo que ofreció la reina Atenea, quien era mi primera madre y la soberana del Reino de Saturno…”
Sorprendida, Hotaru cerró sus ojos y recordó ese momento en que la reina regaló el arma a la princesa Kara, durante una ceremonia pomposa de cumpleaños en un lujoso palacio de plata y dorado. La chica abrió sus ojos y vio el báculo en posición horizontal, mientras el campo de energía desvanecía por la poderosa jabalina roja incrustada, impulsada por el poder absorbido de Nova.
Al ver que sus primas no aguantaban más para sostener, Saturn Girl cogió el arma con su mano derecha, decidida, cogió el otro extremo con su mano izquierda para alzar su arma y tocando la jabalina con la punta filosa de la hoz, absorbió su energía, cristalizando toda la lanza, para romperla con facilidad.
El domo de energía desvaneció como trozos de vidrio amarillento, mostrando la figura de una chica vestida de un traje violeta, tapando todo su cuerpo, con ornamentos dorados decorativos y una capucha plateada brillante.
—¡Nunca me podrás derrotar! —Gritó furibundo Nova.
La princesa subió hacia la bóveda celestial, moviendo su báculo, la mostró de frente.
—Entonces no me conoces… ¡Arrebataré lo que me has quitado! — Amenazó seria la princesa.
Nova se lanzó desesperado para matar a la princesa, usando todos los poderes de manera directa, pero Hotaru dio giros a su báculo, al mejor estilo de una ágil porrista, para absorber cada ataque. Desesperado, Nova sacó su daga para combatir cuerpo a cuerpo, pero Hotaru, cansada y con pocas energías, a pesar de su imponencia, pudo defenderse con tranquilidad, interceptando en cada movimiento brusco que hacía Nova; después, aprovechó en golpearlo con la base del báculo al pecho de Nova, para que cayera estrepitosamente al suelo, desvaneciendo a todas las tormentas y torbellinos a su alrededor.
Malherido y sin rendir, Nova se lanzó para volver atacar con su daga, concentrando su energía en ello, Hotaru dio un giro de su cuerpo de trecientos cincuenta grados, moviendo la hoz para tocar a la daga y absorber todos los poderes y energías contenidas para recuperarse.
La figura de Nova se redujo a su condición como barón, quien insistente quería empujar, pero fue insignificante, ya que la princesa, tras recuperar su condición física y sus poderes, dio un giro del arma con su mano derecha y dirigió de frente en disposición de disparar.
—Perdiste Nova, no quiero saber de ti… Nunca te amé cuando era princesa… Tampoco te querré cuando soy Hotaru Tomoe… Adiós…
Dicho ello, la chica disparó un haz de luz incandescente, pulverizando el cuerpo de un orgulloso comandante.
La base resultó destruida, el personal, desaparecido, todo lo que había quedó en ruinas, una irreconocible imagen grisácea que dejó la batalla; mientras Hotaru bajaba para socorrer a sus primas.
Publicado para el medio alternativo Sitio Bagatela el 4 de enero de 2022.
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