Desde nippon.com publican el siguiente artículo:
Matsumoto Leiji: la visión única de un mangaka que aunó la ciencia-ficción y el sabor de la era Shōwa
Matsumoto Leiji, dibujante de manga y productor de animación, falleció de una insuficiencia cardíaca aguda el 13 de febrero de 2023, a los 85 años. Matsumoto fue un artista de gran importancia para Japón, capaz de transmitir una gran “fuerza para vivir” en sus obras.
Es bien sabido que las obras de Matsumoto poseen dos claras facetas: la de sus mundos de ciencia-ficción de belleza fantástica, ambientada en el espacio exterior, y otro mundo de “cuatro tatamis y medio” (el tatami es una esterilla de paja que se suele usar como medida de superficie habitable), donde los hongos crecen en la ropa interior que se apila en la habitación.
Ambos mundos son polos opuestos, pero si el lector se fija en los personajes que los pueblan notará que también en ellos existen dos facetas: la del adulto que vela por los jóvenes, aún inmaduros, y la del niño que contempla a los adultos, fuente de toda admiración.
Matsumoto nació en 1938, el mediano de siete hermanos de una familia por la que corría sangre de antiguos samuráis. Su madre fue maestra en una escuela femenina, y su padre, tras graduarse en la academia militar, se hizo piloto de combate y llegó a alcanzar el rango de mayor.
Se cuenta que el capitán Okita Jūzō, uno de los personajes de Uchūsenkan Yamato (Acorazado espacial Yamato, distribuida en inglés y español como Space Battleship Yamato), está basado en el padre de Leiji. Esta obra narra un gran viaje esperanzador hacia la remota Iscandar, donde la humanidad, al borde de la extinción tras sufrir un ataque desde el planeta Gamilas, espera conseguir un dispositivo con el que poder eliminar la radiación de la Tierra. El capitán Okita es uno de los personajes principales de la serie, un excelente líder con una voluntad de hierro, y al mismo tiempo una persona amable, capaz de respetar las vidas de los enemigos con los que se encuentra en el campo de batalla.
El personaje era tan parecido a su padre que algunos parientes llegaron a exclamar: “¡Pero si es clavado a él!”, y lo cierto es que el tema principal de Yamato, “Las personas nacen para vivir, no para morir”, era una frase que Matsumoto le oyó decir a su padre en numerosas ocasiones.
El capitán Okita hacía las veces de padre en la gran familia que formaba la tripulación de la gran nave, aunque el protagonista de Uchūkaizoku kyaputen Hārokku (Capitán Harlock, también conocido en partes de Latinoamérica como Capitán Raimar, serie de 1977) también hablaba de la Arcadia, su nave de pasajeros, como de su “casa”.
La historia de Harlock transcurre en el año 2977, cuando la humanidad carece ya de toda fuerza, y se halla a punto de extinguirse. Una misteriosa raza extraterrestre que amenaza invadir la Tierra, las llamadas “amazonas”, entra en contacto con la humanidad. Las altas esferas del Gobierno mundial, no obstante, no sienten ningún tipo de peligro, y solo individuos como Harlock y quienes se unen bajo su bandera planean hacer frente a los invasores.
Harlock y los suyos rehusan vivir bajo las órdenes de nadie, queman sus puentes y comienzan a vivir como lobos solitarios. Bajo su rostro silencioso, el pirata Harlock esconde una furiosa pasión, pero también un gran corazón que lo impulsa a velar por los tripulantes más jóvenes; a su vez, sus subordinados lo consideran “un hombre entre los hombres”. Harlock, libre y solitario, era al parecer el personaje favorito de Matsumoto.
La calavera de la bandera pirata, en esta historia, no tenía como objetivo intimidar a los enemigos; era más bien un símbolo del juramento, con origen en mitos del norte de Europa, de “seguir luchando pese a estar en los huesos”. Esa calavera también pasó a convertirse en seña distintiva del propio Matsumoto…
Para leer completo este artículo, pueden ir al enlace de nippon.com: https://www.nippon.com/es/japan-topics/g02264/
Comparte nuestro artículo en:
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...